Lázaro, levántate y anda
No es tan complicado suponer, al día de hoy, que un buen estratega de mercados apelará a acciones fuera de lo común para lograr que su producto siga vigente y atractivo para el mercado consumidor; pero, ¿qué pasa cuando ese mercado consumidor disfruta del escándalo para seguir consumiendo su producto? Esta es quizá la gran interrogante que han tenido que calmar los marketeros de la ABC ante el lanzamiento de la nueva temporada de The Muppets Shows pues, a la vista de muchos, el programa en cuestión habría dejado de tener el brillo y éxito que durante décadas atrás muchos recordamos.
La publicidad de boca a boca, por muchos años, ha sido una de las herramientas de difusión de la marca más económica y certera para lograr aceptación por los mercados; estrategia que muchas marcas nacionales e internacionales han optado por seguir por lo comprobado de su éxito. Sin embargo, durante la década de los años 90's, en nuestro país, el boca a boca comenzó a tomar un matiz distinto puesto que el mercado consumidor se cansó de oír cosas buenas de sus marcas preferidas a las que ya comenzaba a considerar cada vez más mortales que antes, siendo reemplazados estos comentarios por la 'cochinadita' y el morbo que a todos nos gusta.
Una embajadora, de lejos, del uso del 'hablen bien, hablen mal, pero que hablen' es sin duda alguna la siempre eterna Susy Diaz quien, hasta hoy en día, hace un uso muy efectivo de las habladurías para seguir manteniéndose vigente en un mercado que no la conoce desde sus inicios pero que sigue con cierto morbo y dedicación preocupante los hechos más 'escabrosos' de su vida cotidiana y familiar.
Para cualquier marca reconocida, y bien considerada del mercado, el boca a boca puede resultar un arma de doble filo puesto que controlar los dichos de pasillos a veces es muy complicado por la ubicación que podamos tener, mientras que por otro lado el sembrar los dichos también involucra un seguimiento constante de los resultados de estos.
No comparto con la Sra. Diaz la teoría del 'hablen bien, hablen mal, pero que hablen', puesto que esto significa en algunos, o muchos casos, dilapidar la buena imagen sembrada en un mercado que puede ser no solo importante por la generación de ingresos sino también por el efecto de las recomendaciones que el boca a boca transmiten.
Luego de esta reflexión, mi estimado Mr. Kermit The Frog (o Rana René para todos nosotros) usted no ha descubierto la pólvora haciendo de su vida privada la comidilla de la teleaudiciencia que semana a semana sigue su show. Lamentablemente la imagen de Miss Piggy se está viendo dañada así como su amor propio con la lógica consecuencia de la depresiación de su nombre por el reemplazo de la recién llegada, y advenediza, asistente Dennis quien, sin duda alguna, no le llega a la punta de la pezuña a la queridísima Piggy.
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