En la ciudad de la furia
¿Cuánto nos estamos comprometiendo por mejorar a nuestro país? Ante una sociedad que se vuelve irrespetuosa e indolente a las necesidades de los demás la falta de respeto a las normas pública y de buena costumbre nos han llevado a vivir en la 'ciudad de la furia'
Nos basta una tarde caminando por las calles de los distritos comerciales con mayor movimiento informal para darnos cuenta que no hemos aprendido nada de las experiencias pasadas. Y esto no solamente por los niveles de peligro a los que expone a los transeúntes y comerciantes, sino también por la falta de consideración de las personas que, por distintos motivos, se ven obligadas a circular por sus calles.
Desde ambulantes que se adueñan de las calles y cruces peatonales, hasta inspectores municipales que 'chalequean' a dichos comerciantes para que nadie les falte al respeto... ¿y el respeto a los demás? Pedir permiso de manera educada o tratar de exhortar a los precarios inquilinos de las pistas y veredas es inútil, todos nos responderán con un delicado saludo a 'mamá? intuyendo, quizá, que todos contamos con su presencia en casa.
Hagamos un pequeño paneo de nuestras calles, imagínese tener que caminar por las calles de Breña por ejemplo. Avenida Venezuela, empezando desde el cruce con la mítica Avenida Alfonso Ugarte, vendedores de ceviche al paso invaden el cruce peatonal habilitado en el paso del Metropolitano con carretillas tamaño familiar, sombrillas playeras anguladas de forma estratégica para que no les dañe el brillo solar y su melodiosa voz gritando 'ceviche, ceviche mixto' al oído de todo aquel inocente mortal que debe de cruzar por esta vía. Si logró tener la suerte cruzar antes que el semáforo cambie de lugar, deberá sortear a los populares 'cobradores' de las innumerables líneas de transporte que circulan por esta avenida que tratarán, de manera nada amable, subirlo a su unidad de transporte casi escupiéndole en la cara que lo llevan a donde sea que vaya.
Pero vamos, si usted es valiente seguirá su recorrido por la citada avenida llegando al primer cruce encontrando a alegres vendedores de fruta, sí, de fruta, frente a uno de los supermercados más concurridos de la ciudad. Ellos, de manera muy cortés no impedirán su paso pues consideran que no hay paso de peatones en esa acera, ellos la ocupan a sus anchas hasta avanzadas horas del día. Pero como para no desanimarlo podrá seguir su camino oyendo a todo volumen a los vendedores de música de moda quienes, sin ninguna consideración, le zampan el ritmo del verano en sus cincuenta versiones todo el santo día. Y por supuesto, no dude que en el camino verá a algún jovencito tratando de venderle chocolates, arepas o bombas de acuerdo a la programación del día.
¿Busca ropa, zapatos o calzones? También los podrá ver invadiendo las veredas y parte de las zonas de estacionamiento en esta avenida, ellos por lo menos no le gritan en la cara pero le repetirán a todo su paso 'pregunte, sin compromiso'. De la misma manera, si su suerte es grande, podrá encontrar en medio de las calles los montículos de basura orgánica e inorgánica aromatizando su recorrido y por supuesto alguno que otro ciudadano respetuoso de las normas de urbanidad conversando amenamente con sus amigos o conocidos en medio de la ya usurpada acera.
¿Esta es la imagen que queremos de nuestra ciudad?