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Yo, ¿emprendedor?


Textualmente, la Real Academia Española define como emprendimiento al efecto de emprender y, aunque simplemente refiera a verbo, emprender y tener un emprendimiento no se encuentra resumido a una simple acción.

Durante los últimos años muchos de nosotros hemos venido escuchando y viendo sobre historia de éxito; historias que, sin estar plagadas del típico argumento de telenovela mexicana, han logrado crear en los fieles oyentes de estas una sensación de “yo quiero el mismo champú que él/ella está usando”. Emprender significa mucho más que empezar y seguir en el camino de algo, y ojo con ello, significa iniciar,seguir y perseguir aquello que nos hemos propuesto sin dejar que las vicisitudes del camino nos desinflen el globito. En principio habremos de definir que emprendedor es aquel que sueña,sin necesidad de estar dormido, en que a la vuelta de la esquina podrá encontrar el camino de piedras amarillas al mismo estilo de Doroty en el Mago de Oz. Si bien es cierto, y para todos aquellos que como yo hayan visto miles de veces la película con Judy Garland, en el camino encontraremos ayuda,compañía y alegría también es muy probable que encontraremos brujas, monos alados y hasta magos mentirosos que se encargarán de obstaculizar nuestro paso. Señoras y señores, que esto no los interrumpa en su alegre y divertido andar, de esos encontraremos cientos o quizá miles pero el secreto del éxito está en poder avanzar con ellos sin dejar que ellos nos resulten una carga pesada para el viaje. Como buena peruana que soy puedo jactarme de ser heredera de una cultura emprendedora, de una cultura visionaria, de una cultura pujante. Solo nos basta con dar una ojeada veloz en los textos de historia del Perú y verificar que tanto los señores del altiplano, como los de la selva y la costa peruana nunca dejaron de creérselas para seguir creciendo; si ellos pudieron nosotros también podemos, ¿no? Y es que el peruano, y en general casi todos los sudamericanos, es un tipo que independientemente de sus necesidades no se deja vencer. Ok, por ahí encontraremos a alguno que otro peruanito contracorriente,pero de ellos no vamos a gastar tiempo en debatir; lo que nos interesa en este momento es demostrar que el hombre, peruano o no, puede sortear el escollo que se le presenta para surgir.

Entonces, si es nuestra raza la misma raza de los que construyeron grandes ciudades en la cima de los cerros, de los que rotaban sus cultivos para sacarle el máximo provecho a las tierras, de los que hacían música para celebrar a sus dioses, de los que hacían arte en arenales… ¿por qué nos la pasamos tanto tiempo quejándonos de nuestra suerte? Cerremos la idea, para ser emprendedor no basta con tener las ganas, hay que creérselas, hay que confiar en que sí se puede, hay que estar seguro deque tenemos todo a nuestro alcance para lograr nuestras metas, hay que ser positivo ante las adversidades pero sobre todo, hay que saber organizarse y establecerse metas que a lo largo del tiempo nos obliguen a seguir y seguir deseando más; al fin y al cabo, el cielo es el límite.

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